Si queréis compartir vídeos de forma privada entre un grupo específico de personas, la solución no debería pasar por ponerlos en Youtube, hay otras más adecuadas.

Hoy os hablaré de Spiti, una plataforma que podemos implantar en la empresa para que tengamos acceso a vídeos que no fueron pensados para el público en general.

Disponible en spiti.xyz, se presenta como una biblioteca privada para todos los videos privados. Podemos establecer un canal privado y seguro con otro equipo, comunicarnos, colaborar, interactuar, agregar videos y realizar cambios en la lista de reproducción.

Ofrece estadísticas sobre quién ha visto cada vídeo, y podemos eliminar la conexión de algún usuario en cualquier momento y perderá el acceso a su contenido.

Es una Videoteca centralizada para todos los videos de un mismo equipo de trabajo que cuenta con «Spiti Connect», función para crear una conexión privada con otro equipo y colaborar de forma segura.

Podemos incrustar videos y listas de reproducción en la documentación y correos electrónicos, compartir la lista de reproducción con personas ajenas a la organización creando un enlace público, habilitar integraciones para importar fácilmente desde Google Drive, Zoom y Slack para recibir alertas y añadir comentarios en la sección de comentarios para mantener la conversación.

La versión gratuita limita a 100 minutos de vídeo, con solo 1 lista de reproducción, y la más completa, la versión Pro, llega a 12 dólares al mes por usuario para eliminar todos los límites, tanto de usuarios como de minutos o listas.

Es cierto que en Youtube podemos subir vídeos privados y compartir el link con otras personas, pero si ese link «se escapa» de la empresa, podremos tener un problema. Existen otras formas de mantener un vídeo de Youtube fuera del público en general, pero hay pocas funciones que permitan tener un control interno como el que ofrecen estas plataformas especializadas.

Por otro lado, nada impide tener los vídeos guardados en la nube de la compañía, aunque en muchas ocasiones no es nada más que un disco duro compartido, sin la usabilidad de una plataforma al estilo Youtube.

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Autor: Juan Diego Polo