Primero vivió una simbiosis esperada con los videojuegos. Y ahora, a la industria móvil le toca sumergirse en el mundo de la automoción electrificada.
Quizás la pregunta a hacerse, la del titular, sea diferente: «¿te comprarías un coche porque fuese fabricado por la misma marca de tu smartphone?» Muchos seguramente sí, porque después de Tesla nada ha sido igual y el mercado del automóvil todavía empieza a entender ahora que los vehículos son, cada vez más, gadgets con ruedas conectados a Internet.
Habrá que ir poco a poco con este tema. Es pronto aún para sacar conclusiones. Pero lo único cierto es que precisamente Tesla ha dejado un nicho de mercado muy apetecible, que es de los coches más orientados a la parte tech y menos a la automotriz, con un enfoque futurista que ya examinan Xiaomi con su SU7 o la nueva joint-venture Sony Honda Mobility, cuyo primer vehículo eléctrico, el AFEELA Prototype, ha sido presentado en el CES 2024 en Las Vegas.
No serán los únicos crossovers (nunca mejor dicho en cuanto a coches) que veremos en este caso, y es que la fusión de coches y móviles nos ha llevado a ver cómo Polestar o NIO preparaban sus propios móviles, junto con enfoques menos arriesgados como el de Redmi y su edición Lamborghini especial para entusiastas de los deportivos italianos.
La idea de todos parece ser la de convencer a los fanáticos de una marca para conjuntar sus compras de coche y móvil, buscando seguramente sinergias o una integración mucho mejor que permita configurar, controlar e incluso conducir el coche con el móvil.
Y esto es lo que tiene que convencer al gran público, que ahora mismo hace desembolsos brutales por móviles premium pero está perdiendo el interés en unos vehículos cada vez más caros y menos atractivos, que viven en la indefinición permanente de si es mejor el combustible o la electricidad, los sistemas de entretenimiento propietarios o la convergencia hacia a Android y CarPlay y en definitiva, los coches eléctricos de los gigantes o los de los nuevos fabricantes como Tesla o los chinos.
Las marcas tradicionales crean coches eléctricos con enfoques tradicionales, mientras que Tesla y las firmas chinas buscan interiores futuristas y conceptos ultramodernos. Lo que es mejor, pues eso lo decidirá un mercado que vive en la indefinición permanente desde hace tiempo.
El futuro es obvio que tiene que pasar por la descarbonización, de eso nadie alberga dudas, pero no sabemos si es el momento de sumarse a la ola eléctrica y mucho menos cuando conocemos cómo de rápido funciona la tecnología, mientras vemos además que marcas de la industria móvil se están intentando posicionar también entre los coches.
Por último, cabe destacar a Apple, que sigue coqueteando sin decidirse, o a Google, que desarrolló en sus laboratorios sistemas de conducción autónoma usando Lexus y otros vehículos, e incluso a Samsung, que ha afirmado no estar interesada en los coches mientras Apple bailaba al ritmo de su compatriota Hyundai.
Yo no sé qué haría, sinceramente, quizás lo mejor por ahora sea esperar y valorar de forma objetiva cómo funciona el Xiaomi SU7 en China, aunque ahora me gustaría conocer vuestras opiniones… ¿Me las dejáis en comentarios?
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Autor: Damián García
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