Desde la década de 1980, una costa francesa recibe periódicamente un gran número de teléfonos con la forma de Garfield. Ahora, el misterio sobre éstos parece haberse resuelto.
La polución a la que están sometidas las aguas lleva décadas regalando un «espectáculo» sorprendente a los habitantes de Finistère, en la costa bretona del Mar de Iroise. Allí, desde hace algo menos de cuarenta años han ido llegando de manera diseminada centenares de teléfonos de Garfield. El motivo de la aparición de este tipo de objetos en la turística región había sido un auténtico misterio que finalmente se resolvió en el año 2019.
Este enigma finalmente solucionó gracias a un grupo de activistas anti-polución que han utilizado durante décadas al teléfono de Garfield como un auténtico símbolo de la terrible polución que asola a los mares de todo el mundo. De acuerdo con la BBC, se trata de un problema más que incómodo para los habitantes de esta zona tan rural y en la que la naturaleza prima sobre la huella humana.
Los teléfonos de Garfield: un misterio que preocupa a los activistas del medio ambiente
En los años 80, Garfield causaba un total y absoluto furor entre las masas. Millones de personas en todo el mundo se congregaban ante sus televisores para disfrutar de las divertidas escenas que brindaba el gato naranja. En un mundo que se abría cada vez más al fenómeno fan y al merchandising era de esperar que la obra de Jim Davis también contara con una gigantesca cantidad de productos para su amplio público. Entre ellos, surgía el teléfono -fijo, estamos en los 80- de Garfield, que tenía un punto muy divertido ya que abría sus ojos cuando recibíamos una llamada. En cambio, el resto del tiempo se lo pasaba «dormido», algo muy habitual en la personalidad del felino amante de la lasaña.
La gran pregunta entonces quedaba clara: ¿qué pintaban estos teléfonos en la costa francesa? Lo cierto es que, aunque no lo parezca, la solución es bastante fácil pero ha estado sin descubrirse hasta hace tan solo cuatro años. De acuerdo con el grupo activista de la población de Ar Vilantsou, la fuente de todas estas desgracias estaría marcada por un contenedor que se cayó de un barco en algún momento de la década de los 80. El viaje de éste le llevó a encallar en una pequeña cala que es prácticamente inaccesible para el común de los mortales y solo algunos expertos pueden acceder cuando hay marea baja. Sin embargo, el contenedor con miles de teléfonos de Garfield lleva anclado ahí desde tiempos remotos.
Los teléfonos fijos siguen siendo útiles para muchas personas, entre ellos, los más mayores. Desgraciadamente, estos útiles en concreto suponen una auténtica vuelta a un pasado que no debería regresar en forma de contaminación. Así, los activistas anti-polución consideran que es una auténtica enseña que merece la pena enarbolar para que todo el mundo recuerde la situación en la que se encuentran los mares del planeta.
De hecho, se trata de un tipo de residuos que no será capaz de descomponerse jamás tal y como aseguran los expertos en la materia que han seguido el caso y han trabajado en las labores de recuperación de los aparatos.
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Autor: Esteban García
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