Un diseñador gráfico explica por qué el logotipo de Google no es «perfecto» si tenemos en cuenta sus medidas.
Lo conoces de sobra, y probablemente te lo encuentres decenas de veces ante tus ojos a lo largo del día. Y, sin embargo, es probable que todavía no conozcas uno de los secretos mejor guardados del famosísimo logo de la «G» de Google: no es matemáticamente perfecto». Sin embargo, hay motivos de peso por los que la compañía, en su día, decidió hacer caso omiso a las leyes matemáticas (hasta cierto punto) a la hora de diseñar su nuevo logo.
Si dedicas unos segundos a analizar el diseño del logotipo de Google, probablemente te darás cuenta de varias cosas. Una de las más llamativas es que la G no forma un círculo perfecto. Además, las franjas de color rojo, verde y amarillo no ocupan la misma área.
Teniendo esto en cuenta, podría parecer que el logo de Google tiene algunos fallos de diseño. La realidad es muy diferente, pues todo eso que parecen fallos vienen dados por decisiones tomadas a cabo de forma deliberada por sus creadores, tal y como ha explicado el diseñador Arun Jangra.
El logo de Google persigue la perfección óptica, no matemática
Al analizar el logo de Google desde el punto de vista estético, el diseñador repasa algunos de los (supuestos) defectos de la famosa «G». Indica, por ejemplo, que los círculos exteriores e interiores no están alineados con los bordes del logotipo y que hay un espacio claro entre el borde exterior situado a la derecha y el círculo que lo cubre.
Asimismo, tras colocar líneas superpuestas dirigidas a analizar la geometría del logo, se revela que las líneas del propio logo no son coherentes con las reglas matemáticas, dado que no se cruzan en el punto medio.
También habla sobre la inconsistencia en la distribución de los colores en las diferentes secciones del logo, y la falta de alineación entre la parte roja y la amarilla.
Ahora bien: ¿qué sucedería si todos estos «errores» fueran corregidos?. El resultado sería algo parecido al logotipo situado a la derecha en la imagen bajo estas líneas:
Tras realizar las modificaciones pertinentes, acabamos con un logo matemáticamente perfecto, pero que, como explica el propio diseñador, no está equilibrado ópticamente. Detalles como la parte de color azul del nuevo logo sobresalen demasiado y hacen que las formas no cuenten con unas proporciones adecuadas.
Asimismo, al ampliar el área que ocupa el color amarillo, este parece dominar sobre el resto al ser un color más cálido y brillante que el resto de tonos a su alrededor.
Es muy probable que uno de los primeros bocetos del logo de la «G», en una de las muchas iteraciones por las que pasó, tal y como también sucedió con el nuevo logo de Chrome, fuera algo parecido al logo de la derecha en la imagen superior. Sin embargo, los diseñadores encargados de dar forma a este famosísimo logotipo se darían cuenta de los inconvenientes que supone aspirar a la perfección matemática. Por esa razón, se decidió llevar a cabo las modificaciones pertinentes con el objetivo de acabar generando una imagen más equilibrada ópticamente, eliminando todos aquellos rasgos que resultan desproporcionados a simple vista.
Para lograrlo, los diseñadores llevan a cabo técnicas como el «overshooting», que consiste en sobrepasar las directrices pautadas por una tipografía con las trayectorias curvas de los caracteres, para lograr una mayor consistencia.
La última gran actualización del logo de Google se hizo oficial en 2015, y aún hoy continúa dando de lo que hablar. Es muy probable que la famosa «G» del buscador vuelva a cambiar tarde o temprano, y ahí estaremos de nuevo para examinar con lupa todas sus novedades.
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Autor: Christian Collado
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