Dentro de la naturaleza, las luciérnagas son uno de los insectos que genera gran admiración por la capacidad que tienen de generar luz en su cuerpo.
Gracias a esta propiedad, conocida como bioluminiscencia, las luciérnagas pueden hacer uso de esa luz que emiten para llamar la atención durante el cortejo de apareamiento, así como un mecanismo de defensa para repeler a potenciales depredadores, haciéndoles creer que no son adecuados para comer o son venenosos.
Esta peculiar característica de la luciérnaga sirvió como inspiración a un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts, para desarrollar robots del tamaño de este insecto y dotarlos con la capacidad de generar luz mientras vuelan.
[embedded content]Otra de las utilidades que las luciérnagas dan a la luz que generan es la de comunicarse entre sí, lo cual parece ser el propósito principal en que radica el trabajo llevado a cabo por estos investigadores con estos robots diminutos y que parece haber logrado.
A diferencia de robots de gran tamaño que poseen diversas herramientas para comunicarse, estos robots se encuentran limitados en ese ámbito. Al respecto, el autor principal del estudio, Kevin Chen expresó en un comunicado lo siguiente:
Se trata de un gran paso adelante para hacer volar a estos robots en un entorno exterior en el que no disponemos de sistemas de seguimiento de movimiento de última generación.
En ese sentido, Kevin junto a su equipo dispusieron de una nueva técnica de fabricación usada en la producción de actuadores blandos, los cuales ejercen una función similar a la de los músculos y que en el caso de los robots voladores les permite batir sus alas.
Para ello, utilizaron capas ultrafinas de elastómero junto con electrodos de nanotubos de carbono, los cuales fueron alternados al momento de apilarse, a fin de hacer posible la creación de estos músculos artificiales.
Seguido a esto, los investigadores utilizaron partículas de sulfato de zinc, las cuales poseen propiedades electroluminiscentes y las aplicaron sobre estos actuadores.
Después, cada actuador luminoso fue tomando en cuenta como un marcador activo que puede seguirse con las cámaras del iPhone en conjunto con un programa informático desarrollado especialmente para este proyecto.
Ambas herramientas hicieron posible que los investigadores pudieran determinar casi con precisión la posición y la altitud del robot. De modo que los resultados estuvieron bastante cerca de lograr lo mismo que los grandes sistemas de captura de movimiento.
Gracias a esta hazaña los robots que tienen ahora la capacidad de emitir luz pueden hacer uso de esta para comunicarse y volar en entornos fuera del laboratorio. De esa manera, su aplicación se hace viable en misiones de búsqueda y rescate donde sean enviados para encontrar supervivientes.
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Autor: Alexander Alvarado