La “appleización” de Samsung se completa con unos nuevos Galaxy S23 bien aburridos, precios más altos y una evolución que parece muy justita.
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Ya casi es febrero y Samsung vela armas para un primer Unpacked de 2023 que abrirá sus puertas en tan solo unas horas, y que obviamente y como ya sabréis todos va a tener a los nuevos Galaxy S23 como sus protagonistas principales, sin que se esperen demasiadas sorpresas adicionales.
Ya sabéis que Samsung no es buena guardando sorpresas, nunca lo ha sido, y como siempre de sus Galaxy S23, Galaxy S23+ y Galaxy S23 Ultra ya lo sabemos (casi) todo para ir extrayendo conclusiones, como las que voy a atreverme a sacar en este artículo.
Y lo hago de forma previa porque me considero un usuario convencido de la familia Galaxy Note desde su nacimiento en 2011, habiendo tenido prácticamente todas las generaciones como mi móvil principal año tras año, y por primera vez con una duda razonable que alguien como yo, tecnófilo empedernido, no acaba de entender… ¿Vale la pena comprarse el Galaxy S23 Ultra?
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No cabe duda, en 2023 los móviles aburren y ahora la racionalidad gana
Lo cierto es que hasta ahora nunca había dudado, mi vena geek me impedía ser racional y las novedades, por pocas que fueran, siempre eran suficientes para justificar el cambio de flagship y probar las novedades de los Galaxy Note de nueva generación.
La brecha intergeneracional, sin embargo, se ha ido reduciendo mucho con los años porque la evolución tecnológica es cada vez más complicada y el mercado está cada vez más maduro, dejando todas las novedades para la lógica mejora de potencia y rendimiento, además de una fotografía móvil que es ahora mismo el gran caballo de batalla de la industria.
Sí, ahora los tope de gama, los móviles más premium son en realidad cámaras pegadas a teléfonos, y sí, son capaces de hacer unas fotos de la leche, pero son realmente aburridos.
Sándwiches de metal y vidrio sin demasiada alma, todos muy parecidos entre sí, y que hacen que poco a poco la racionalidad vaya ganando terreno para hacernos comprender, a mi el primero, que quizás no valga la pena gastarse cada año más de 1.000 euros en un nuevo smartphone.
Es aquí donde está el Galaxy S23 Ultra, que atendiendo a las creíbles filtraciones me ha hecho llegar a pensar que Samsung quiere venderme el mismo teléfono, con algún detalle mejor, es obvio, pero en esencia exactamente el mismo… ¡Analicemos!
Este es el Samsung Galaxy S23 Ultra, en todos sus colores básicos
El Galaxy S23 Ultra es un Samsung Galaxy S22 Ultra pero con vitaminas
Pues bien, para empezar lo que vemos del Galaxy S23 Ultra es que el diseño no ha cambiado ni lo más mínimo, por fuera tenemos al mismo teléfono y seríamos incapaces de distinguirlo, a excepción de que ahora hay un par de nuevos colores que ni siquiera son nuevos, sino heredados de los Galaxy Z Flip3.
Bien es cierto que hay una mejora en materiales con el Gorilla Glass Victus 2, también lo es que hay algún detalle menor que cambia como el tamaño de los sensores, pero las líneas de diseño son las mismas y la disposición de elementos también, así que por aquí no hay novedad.
Sí hay más movimientos que me parecen importantes a nivel de hardware, pues la memoria evoluciona para adoptar nuevas tecnologías, UFS 4.0 en el almacenamiento y LPDDR5x para la RAM, que efectivamente corresponden al máximo nivel disponible.
Same 1750 nits.
Same size main camera sensor.
Same ultrawide and telephoto.
Same low light performance.
Same design.
Same 25w.
Same fingerprint scanner.
Only difference is 200MP.
Here you go. S23 Ultra. The boring one. Once again. pic.twitter.com/c4OzL7evgT— S Pain (@9lekt) January 23, 2023
Mejor todavía es la integración del Snapdragon 8 Gen2 de Qualcomm en todas las unidades, independientemente del mercado a donde se dirijan, un cambio sustancial pero que en realidad, por la mejora en potencia que supondrá, no sé si justifica un gasto tan ingente como este.
La otra diferencia palpable está en el sensor principal de 200 megapíxeles, que concretamente será el ISOCELL HP2 de la propia Samsung, pero manteniendo todas las especificaciones de las demás lentes que, sin embargo, Samsung asegura haber mejorado seguramente mediante software.
Quizás hubiera sido mejor integrar un sensor principal de 1 pulgada como han hecho los demás fabricantes, y no tanto crecer en resolución, aunque me gustará probar cómo Samsung exprime esos 200 megapíxeles seguramente con tecnologías de binning.
Solo hay tres novedades que decantarían la balanza: el sensor de 200 megapíxeles, el Snapdragon 8 Gen2 y la memoria LPDDR5x + UFS 4.0… La duda es: ¿se notarán las mejoras como para justificar el enorme gasto del cambio?
Por lo demás, todas las claves del terminal son idénticas, desde su pantalla Dynamic AMOLED 2X con 120Hz, HDR10+ y brillo máximo de 1750 nits hasta el sistema de carga, limitado a 45 vatios de forma inexplicable, e incluso empeorando los 15 vatios inalámbricos del S22 Ultra, que pasarán ahora a 10 vatios en este Galaxy S23.
También son iguales el lector dactilar, el conector USB de tipo-C en versión 3.2, el stylus S-Pen, el chasis de Armor Aluminium, la batería de protocolos de conectividad e incluso el sistema de sonido, estéreo y tuneado por AKG con audio de 32 bits y 384kHz.
Lo que os decía, en esencia el mismo teléfono. Otra vez. Y la decisión es cada vez más racional, así que es probable que por primera vez en años no tenga uno de los primeros Galaxy S23 Ultra que lleguen a España ni tampoco me apunte el primerito en la pre-venta.
Eso sí, no soy demagogo ni tampoco un cínico, así que reconoceré que es seguro que voy a comprarlo antes o después, aunque lo lógico es que esta vez haga lo ideal, que es esperar y conseguirlo con un descuento considerable en solo un par de meses, lo que justificará mucho más ese gasto y por tanto el cambio. O eso, o tocará dar el salto a un plegable…
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Autor: Damián García
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