Por mucho tiempo el cobre ha sido usado en la fabricación de objetos que constantemente son tocados por las personas, como los pomos de las puertas; esto debido a la propiedad que posee este material para matar virus y bacterias.
Tomando esto en cuenta, un equipo de científicos se dio a la tarea de crear un aerosol de nanohilos de cobre con el cual las personas podrían tener la oportunidad de recubrir las superficies existentes con este material.
En ese sentido, el proyecto se encuentra siendo desarrollado de forma conjunta entre el Laboratorio Nacional Ames del Departamento de Energía de los Estados Unidos, la Universidad Estatal de Iowa y la Universidad de Buffalo.
Cabe mencionar que el aerosol surgió a partir de una investigación anterior de Ames, en la cual se creó una tinta de cobre que pudiera ser usada para la impresión de circuitos en dispositivos electrónicos flexibles.
En cuanto al aerosol de cobre, los científicos contemplan dos tipos, los cuales presentan puntos a favor y en contra para su implementación.
El primero incorpora segmentos de nanohilos de cobre puro que presenta unos 60 nanómetros de ancho; el segundo está hecho de nanohilos de cobre y zinc del mismo tamaño.
Así también, se ha utilizado agua o etanol como solución portadora donde se encuentran suspendidos los hilos.
Una vez que el aerosol es rociado sobre una superficie hecha de plástico, vidrio o acero inoxidable y se seca a temperatura ambiente se forma un fino revestimiento antimicrobiano.
Por otra parte, se realizó una prueba en la que se intentó matar el virus del CoV-2 del SARS causante del COVID-19.
Los resultados arrojaron que los discos de cobre revestidos con el aerosol resultaban igualmente eficaces que aquellos sin revestimiento. Sin embargo, debido a que los nanocables ofrecían un mayor margen de superficie a cubrir, estos lograron eliminar el virus en tan solo 20 minutos, a diferencia del disco normal que lo hizo en 40 minutos.
No obstante, el revestimiento de cobre-zinc permaneció ejerciendo su acción por mucho más tiempo, reduciendo así la frecuencia de aplicación. Esto hace que los científicos consideren esta opción como la más apropiada.
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Autor: Alexander Alvarado