La creencia de que ‘eso no me pasará a mí’ hace que muchas personas no estén preparadas, pero la realidad es que cualquier individuo está expuesto al riesgo de fraude en línea.
A veces es necesario decir cosas obvias: Internet ha revolucionado nuestras vidas, cambiando la forma en que trabajamos, aprendemos, nos entretenemos e interactuamos entre nosotros. Los beneficios de nuestro mundo conectado son múltiples, pero también lo son los riesgos, incluido el riesgo de ser víctima de una estafa.
El fraude, por supuesto, ha estado presente en diferentes formas y tamaños desde hace muchísimos años. Sin embargo, Internet ha dado vida incluso a esquemas antiguos, ampliando enormemente las oportunidades para los estafadores, especialmente la cantidad de potenciales objetivos.
Por otra parte, las estafas se están volviendo cada vez más sofisticadas y ninguno de nosotros es inmune a todos los diversos esquemas de fraude en Internet que han demostrado su poder de permanencia. Cuantos más disfrutamos las ventajas de Internet, más oportunidades tendrán los estafadores para explorar y explotar, ya sea mediante estafas como la de la falsa herencia, algunos de los fraudes relacionados a compras online, ofertas de trabajo falsas, sorteos y promociones falsas, e incluso apps y sitios de citas online, para nombre solo algunas de las estafas más comunes que circulan.
Pero si sabemos esto, ¿por qué seguimos cayendo en estas tácticas? Veamos cuáles son algunas de las razones por las que los diversos trucos y métodos de ingeniería social pensados para separarnos de nuestro dinero son tan efectivos.
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El conocimiento acumulado vale la pena
En primer lugar, muchos de los esquemas de engaño que circulan habitualmente existen desde hace mucho tiempo, por lo que existe una especie de conocimiento acumulativo que se transmite a la “próxima generación” de estafadores. Las técnicas que a menudo funcionan se construyen meticulosamente y muchos correos electrónicos de phishing que circulan actualmente están muy bien diseñados para que menos personas se den cuenta que hay algo sospechoso, al menos a primera vista.
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Las “huellas digitales” que dejamos en Internet se utilizan en nuestra contra
Algunos estafadores sacan provecho a todos los datos disponibles y aparentemente inofensivos que existen sobre nosotros. Por ejemplo, la información que publicamos en redes sociales y que es monitoreada por actores malintencionados que a partir de estos datos inventan una excusa que hacen del engaño algo creíble. Por lo tanto, es importante tener cuidado a la hora de interactuar en Internet y evitar exponer más de lo que deberíamos, ya que a mayor uso de plataformas digitales mayores serán las probabilidades de que desconocidos sepan mucho sobre nosotros; y en última instancia, esto se traduce en mayores posibilidades de ser engañado.
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Los estafadores son buenos contando historias
Muchos estafadores pueden crear historias muy verosímiles que no siempre activarán los mecanismos de alerta internos. Y en esta línea se mueven rápidamente para intentar aprovechar eventos actuales que atraen el interés de una gran masa de personas para sacar ventaja de esta situación, incluso aprovechando los temores que rodean las emergencias públicas como es el COVID-19.
Algunos ejemplos los podemos ver en estos artículos donde analizamos algunos de estos engaños con ejemplos de correos y mensajes en apps de mensajería que aprovechan el contexto de la pandemia como excusa:
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La sensación de urgencia: ¡Es una emergencia!
Los estafadores intentan manipular a las potenciales víctimas para convencerla de que tiene que actuar ahora, ya que no quieren que piensen bien las cosas. Un premio será una oferta por tiempo limitado y una factura vencerá el mismo día, por nombrar solo algunos ejemplos en los que se intenta transmitir sensación de urgencia para que la víctima tome una decisión rápido. Esto hace que las personas hagan clic en un enlace o archivo sin detenerse a pensar y/o revisar si el mensaje es legítimo.
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A todos nos gustan las cosas gratis
Aprovechando las dificultades financieras o simplemente el deseo que todos tenemos de que nos llegue una oportunidad única para obtener dinero fácilmente, muchos esquemas comienzan ofreciendo obsequios falsos o involucran promesas de retornos de inversión altísimos. Cómo rechazar algo así ¿verdad?
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Estamos programados para obedecer a la autoridad
La gente tiende a confiar en aquellos en posiciones de autoridad. Los estafadores a menudo se hacen pasar por personas que tienen algún tipo de experiencia: un representante del gobierno, un abogado, un ejecutivo de una empresa o un experto en un campo específico. Estas son todas las personas en las que nos enseñaron a confiar. Los estafadores saben esto e intentarán parecer o suplantar la identidad de oficiales y usarán los nombres de empresas u organizaciones que pueda reconocer. Como fue el caso, por ejemplo, de esta estafa telefónica en la cual se hacían pasar por un abogado de un organismo gubernamental para entregar un supuesto bono.
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Puede que estemos distraídos
Las estafas son cada vez más frecuentes, y puede suceder que alguien intente estafarte un día en que te sientas enfermo, cansado o vulnerable. Cuanto más preocupados estamos por algo mayores son las probabilidades de que prestemos menos atención a los detalles, lo que abre la puerta a posibles riesgos. Los estafadores son expertos y pueden incluso percibir y aprovechar nuestras vulnerabilidades.
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Los estafadores están enfocados
Además, los delincuentes saben cuáles son las respuestas más comunes que solemos dar cuando intentan engañarnos y se anticipan desde el discurso. Y mientras intentamos averiguar si una llamada de un número de teléfono es legítima o no, ya se están apoderando de nuestra mente, por así decirlo.
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Nos gusta ayudar
Las maniobras que involucran solicitudes de ayuda crean empatía con el estafador o con las personas que el estafador dice representar. Por ejemplo, las historias de tragedias personales o emergencias públicas siguen siendo efectivas. Incluso si en el fondo de su mente sabe que podría no ser cierto, todavía está dispuesto a ayudar “por si acaso”. Los estafadores se dan cuenta de que la gente quiere sentirse útil.
Esto lo vimos recientemente con los engaños que comenzaron a circular al inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania donde estafadores lanzaron distintos tipos de campañas haciéndose pasar por organizaciones humanitarias o víctimas del conflicto.
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Los estafadores tienen “empatía”
Si interactúa, por ejemplo, con un estafador que está al acecho en apps y sitios de citas online, generalmente a través de mensajes, es posible que pasen un tiempo preparándolo para ganarse su confianza, haciéndolo sentir comprendido e incluso probar hasta dónde pueden llegar con usted.
En este artículo analizamos en profundidad cómo suelen engañar a las personas en lo que se conoce como estafas románticas.
Qué hacer si te estafan
- Si es una estafa en redes sociales contacta al área de soporte, si es una estafa en una plataforma de compras contacta con el proveedor del servicio para denunciar la estafa y pedir ayuda.
- Si hay dinero de por medio, llama a tu banco e infórmales que has sido víctima de un engaño. Esto es especialmente útil cuando se trata de recuperar dinero perdido o evitar que usen los datos robados.
- No haga ningún pago para ganar un “premio”.
- Si te informan de una propuesta para obtener ganancias financieras futuras en el mercado de valores o de un proyecto de Bitcoin, no pague sus “impuestos” de antemano.
- Cambie todas tus contraseñas en caso de que el estafador tenga sus datos personales.
- Verifica la configuración de privacidad en las redes sociales. Limita quién puede etiquetarte en fotos y comentarios.
- Reporte la estafa a las autoridades correspondientes.
Para terminar, nunca asumas que no puedes ser víctima de una estafa. Ser víctima de un fraude es algo que puede sucederle a cualquiera, independientemente de cuán expertos en tecnología e inteligentes sean.
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Autor: André Lameiras